Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Comentario - Eucaristía del Domingo 2 de Diciembre de 2018
- A
+ A

Dios viene. En nuestra existencia cotidiana  se inserta un acontecimiento que nos saca de todas nuestras seguridades, que lanza por el aire todos nuestros proyectos. Al improviso, Dios camina junto a nosotros y hace parte de nuestra historia. Solamente lo reconocen presente aquellos que tienen los ojos abiertos, aquellos que esperan y preparan un mundo nuevo.

En el Antiguo Testamento, el profeta Isaías anuncia el cumplimiento del plan divino de salvación como la reunión de todos los pueblos en la fe y en el culto, que es simbolizado por el único Templo de Jerusalén sobre el monte santo. Todos conocerán la voluntad de amor del Señor, y todos la seguirán con una alegre obediencia. La salvación siempre está a nuestra disposición  y viene a ser un bien, si es acogida con prontitud. Si movemos nuestros pasos por los caminos de la luz, liberándonos de las obras de las tinieblas.

En la lectura del Evangelio, Jesús insiste en la necesaria vigilancia sin la cual nos arriesgamos de ser sorprendidos por aquél que viene y que vendrá. Tenemos que estar atentos para que no seamos sorprendidos lejos de Dios, indignos de su amor y del premio eterno.

Lo impredecible del momento del juicio divino, para cada uno de nosotros y para la Humanidad, es una solemne advertencia para que ninguno piense en retardar la conversión del corazón, para que nadie tenga la tentación de dejar para más adelante el encuentro con la alegría del Señor.

No se puede jugar con la vida, como se hace con un juego de azar. Con delictual ligereza, como lo hicieron en un tiempo los hombres sobre los cuales se precipitó, improvisamente, el diluvio. No se pueden atender los deberes de cada día, dejando de lado el más urgente de los deberes, que es aquél de salvarse en el tiempo para la eternidad.

Cristo no puede ser programado, debe ser esperado, dejando que en nuestra vida exista un espacio para su presencia. La vigilancia cristiana permite leer en profundidad cada uno de los hechos, para descubrir la venida del Señor. Se exige un corazón suficientemente atento para ver en el encuentro con los otros.


  • Catedral 1063, local 503, Santiago

    Teléfonos: +56 2 3278 0733 - +56 2 3278 0734

    Desarrollado por Iglesia.cl