Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Domingo 02 de Diciembre de 2018
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Domingo primero de Adviento
Salterio I
Color: morado

Antífona de entrada  Sal 24, 1-3

A ti, Señor, elevo mi alma; Dios mío, yo pongo en ti mi confianza. Que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí, mis enemigos. Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, te rogamos que la práctica de las buenas obras nos permita salir al encuentro de tu Hijo que viene hacia nosotros, para que merezcamos estar en el Reino de los cielos junto a Él. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Haré brotar para David un germen justo.

Lectura del libro de Jeremías   33, 14-16

Llegarán los días -oráculo del Señor- en que Yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá:

En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.

En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura.

Y la llamarán así:

El Señor es nuestra justicia.

SALMO RESPONSORIAL   24, 4-5a. 8-10. 14

R/. A ti, Señor, elevo mi alma.

Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; Él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad, para los que observan los preceptos de su alianza. El Señor da su amistad a los que lo temen y les hace conocer su alianza.

SEGUNDA LECTURA

Que el Señor fortalezca sus corazones para el Día de la Venida del Señor Jesús.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica  3, 12—4, 2

Hermanos:

Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. Que Él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos. Amén.

Por lo demás, hermanos, les rogamos y les exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía. Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Sal 84, 8

Aleluya.

¡Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! Aleluya.

EVANGELIO

Está por llegar la liberación.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 25-28. 34-36

Jesús dijo a sus discípulos:

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.

Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.

Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.

Credo.

Oración de los fieles

Oremos, hermanos, al Señor y pidámosle confiadamente que despierte su poder y venga a salvarnos:

Para que los fieles despierten del sueño de sus indolencias y reciban con alegría la salvación que se acerca, roguemos al Señor.

Para que se afiance la paz en el mundo, y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso y bienestar para todos los hombres, roguemos al Señor.

Para que el Señor, con su venida, alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su espíritu y libre al mundo de sus males, roguemos al Señor.

Para que nosotros mismos vivamos siempre alertas sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenernos en pie cuando llegue el Hijo del hombre, roguemos al Señor.

Dios misericordioso, que enviaste a tu Hijo al mundo para que nos instruyera en tus caminos, anduviéramos por tus sendas y todas las naciones se reunieran en la montaña santa de tu reino, escucha nuestra oración y despierta en nosotros un deseo tan vivo de tu venida, que, avanzando por la senda de tus mandatos, lleguemos a contemplar en su gloria al que ha de venir, Jesucristo nuestro Señor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas

Dios nuestro, acepta los dones que recibimos de ti y ahora te presentamos; que esta ofrenda realizada en el tiempo presente, sea para nosotros anticipo de la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión

El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.   Sal 84, 13

Oración después de la comunión

Te pedimos, Padre, que fructifique en nosotros la celebración de los santos misterios con los que tú nos enseñas a amar y adherirnos a los bienes eternos, mientras peregrinamos en medio de las realidades transitorias de esta vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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