Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Martes 23 de Abril de 2019
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Martes de la octava de Pascua
San Adalberto, obispo y mártir
Memoria libre
Color: rojo

San Adalberto fue obispo de Praga y apóstol de Prusia, Hungría y Polonia. Nació en Íbice (Bohemia) en una familia noble y cristiana. Desde niño se empeñó en el camino de la salvación. Tres veces dejó el episcopado, porque juzgaba inútil su labor, pero regresaba por obediencia a los Papas. Esperaba lograr, por la oración y la convivencia, la conversión del pueblo de Dios a él encomendado. En el año 997, un sacerdote de los ídolos lo atravesó con una lanza mientras rezaba los salmos. Antes de morir, se mantuvo de rodillas para orar por sus asesinos.

Antífona de entrada             Cf. 4 Esd 2, 35

La luz eterna brillará para tus santos, Señor, y ellos vivirán para siempre. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, tú otorgaste la corona del martirio al obispo san Adalberto que supo guiar a su pueblo con fervoroso celo pastoral; concédenos, por su intercesión, que a los pastores no les falte la obediencia del rebaño ni al rebaño la solicitud de los pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Conviértanse y háganse bautizar en el Nombre de Jesucristo.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles  2, 36-41

El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos:

Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.

Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: Hermanos, ¿qué debemos hacer?

Pedro les respondió: Que cada uno de ustedes se convierta y se haga bautizar en el Nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquéllos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar.

Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa.

Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil.

SALMO RESPONSORIAL  32, 4-5. 18-20. 22

R/. La tierra está llena del amor del Señor.

La palabra del Señor es recta y Él obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en Ti.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Sal 117, 24

Aleluya.

Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.

EVANGELIO

He visto al Señor y me ha dicho estas palabras.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   20, 11-18

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:

Mujer, ¿por qué lloras?

María respondió: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.

Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió:

Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.

Jesús le dijo: ¡María!

Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: ¡Raboní!, es decir, ¡Maestro! Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes”.

María Magdalena, fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que Él le había dicho esas palabras.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

En esta conmemoración del mártir san N., recibe, Señor, el sacrificio de reconciliación y alabanza, que te ofrecemos para que nos obtenga el perdón y nos ayude a vivir en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión         Jn 12, 24

Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre y Señor nuestro, en esta celebración hemos recibido con alegría tus dones celestiales; te pedimos que, cuantos anunciamos la muerte de tu Hijo en el divino banquete, merezcamos participar, junto con los santos mártires, de su resurrección y de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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