Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Miércoles 19 de Junio de 2019
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Miércoles de la undécima semana del tiempo ordinario
San Romualdo, abad
Memoria libre
Color: blanco

Romualdo nació en Ravena a mediados del siglo X. En su ciudad natal, se hizo monje, pero deseaba unir la vida en comunidad con la de los eremitas. Buscó largo tiempo su camino antes de entrar en la Orden de los Camaldulenses, en la que se puede seguir la regla de San Benito, adoptar la vida recluida u optar por una armonización de las dos.

Luchó también contra la relajación de costumbres de los monjes de su época. Murió hacia el año 1027.

Antífona de entrada Cf. Sal 91, 13-14

El justo florecerá como la palmera, crecerá como los cedros del Líbano; trasplantado en la casa del Señor, florecerá en los atrios de nuestro Dios. 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que renovaste la vida eremítica en tu Iglesia por la obra del abad san Romualdo, concede que, renunciando a nosotros mismos y siguiendo a Cristo, podamos llegar felizmente al reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Dios ama al que da con alegría.

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto  9, 6-11

Hermanos:

Sepan que el que siembra mezquinamente tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad cosechará abundantemente.

Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría.

Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. Como dice la Escritura: "El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente".

El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. Así, serán colmados de riquezas y podrán dar con toda generosidad; y esa generosidad, por intermedio nuestro, se transformará en acciones de gracias a Dios.

SALMO RESPONSORIAL    111, 1-4. 9

R/. ¡Feliz el que teme al Señor!

Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida.

En su casa habrá abundancia y riqueza, su generosidad permanecerá para siempre.  Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo.

Él da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad. Feliz el hombre que teme al Señor.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO      Jn 14, 23

Aleluya.

“El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   6, 1-6. 16-18

Jesús dijo a sus discípulos:

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Congregados en torno al altar, te pedimos, Señor, que nos concedas aquel amor que ardía en san Romualdo, abad, para que te ofrezcamos este sacrificio con un corazón puro y una caridad ferviente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión: Cf. Lc 12, 42

Éste es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su casa para distribuir la ración de trigo en el momento oportuno. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, por este sacramento renueva nuestros corazones, para que siguiendo el ejemplo de san Romualdo, abad, podamos adherirnos a los bienes del cielo y no a los de la tierra, y así merezcamos estar con Cristo en la gloria. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


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