Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Sábado 07 de Diciembre de 2019
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Sábado de la primera semana de Adviento
San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia
Memoria obligatoria
Color: blanco

Ambrosio (339-397), nacido en Tréveris, cursó en Roma estudios jurídicos que lo llevaron a los cargos más altos, después de una brillante carrera. Residente en Milán, fue elegido por el pueblo Obispo de la ciudad de modo inesperado, y ordenado el 7 de diciembre del 374. Fue un jefe enérgico y brillante. Humilde catequista de su pueblo, enfrentó al emperador Teodosio, y luchó contra el arrianismo. Sus “Catequesis mistagógicas” son célebres. Fue él quien bautizó a San Agustín.

Antífona de entrada Cf. Sal 79, 4. 2

Ven, Señor, que brille tu rostro sobre nosotros y seremos salvados, tú que tienes el trono sobre los querubines.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que hiciste del obispo san Ambrosio un maestro de la fe católica y un testigo admirable de fortaleza apostólica; suscita en tu Iglesia hombres según tu corazón, que la guíen con firmeza y sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Se apiadará de ti al oír tu clamor.

Lectura del libro de Isaías  30, 19-21. 23-26

Así habla el Señor:

Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: Él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá.

Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos. Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: “Éste es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda”.

El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso.

Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas. Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla.

En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres. Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.

SALMO RESPONSORIAL  146, 1-6

R/. ¡Felices los que esperan en el Señor!

¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios, qué agradable y merecida es su alabanza! El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel.

Sana a los que están afligidos y les venda las heridas. Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida. El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO

Aleluya.

El Señor es nuestro Juez, nuestro Legislador, nuestro Rey: Él nos salvará. Aleluya.

EVANGELIO

Al ver a la multitud, tuvo compasión.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 35—10, 1. 5a. 6-8

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:

“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”.

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia.

A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones:

“Vayan a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Ayúdanos, Padre, a ofrecerte este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos debidamente lo que tú mismo nos mandaste celebrar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión  Cf. Ap 22, 12

Dice el Señor: pronto regresaré trayendo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor y Dios nuestro, imploramos tu clemencia para que la fuerza de este alimento divino, liberándonos de todo pecado, nos prepare para la celebración del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


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