Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Martes 07 de Abril de 2020
- A
+ A

Martes Santo

FERIA

Color: morado

Antífona de entrada Sal 26, 12

No me entregues, Señor, a la furia de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos, hombres que respiran violencia.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, concédenos celebrar de tal manera los misterios de la Pasión del Señor que merezcamos alcanzar tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.

Lectura del libro de Isaías 49, 1-6

¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. Él me dijo: Tú eres mi Servidor, Israel, por ti Yo me glorificaré. Pero yo dije: En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza. Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios.

Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el vientre materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.

SALMO RESPONSORIAL   70, 1-4a. 5-6ab. 15. 17

R/. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Yo me refugio en Ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca protectora, Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque Tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector.

Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos. Dios mío, Tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO

Salve, Rey nuestro, obediente al Padre; fuiste llevado a la crucifixión, como un manso cordero a la matanza.

EVANGELIO

Uno de ustedes me entregará... No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13, 21-33. 36-38

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:

Les aseguro que uno de ustedes me entregará.

Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.

Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: Pregúntale a quién se refiere. Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: Señor, ¿quién es?

Jesús le respondió: Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.

Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: Realiza pronto lo que tienes que hacer.

Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: Compra lo que hace falta para la fiesta, o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.

Después que Judas salió, Jesús dijo:

Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.

Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero Yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: “A donde Yo voy, ustedes no pueden venir”.

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas?

Jesús le respondió: Adonde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.

Pedro le preguntó: ¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.

Jesús le respondió: ¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor nuestro, mira con bondad la ofrenda de tu familia y a quienes invitas a participar de tus sagrados dones concédeles llegar a su plenitud en la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión Rom 8, 32

Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Saciados con el don de la salvación, imploramos, Padre, tu misericordia, para que, por este mismo sacramento con el que sostienes nuestra vida temporal, nos hagas partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


  • Catedral 1063, local 503, Santiago

    Teléfonos: +56 2 3278 0733 - +56 2 3278 0734

    Desarrollado por Iglesia.cl