Miércoles de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
Por el progreso de los pueblos
Propuesta celebrativa
Color: verde
Antífona de entrada 1 Jn 3, 17
Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en el amor de Dios?
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que diste a los pueblos un mismo origen para formar en ti una sola familia, enciende en sus corazones el fuego de tu amor y el deseo de un justo progreso en sus hermanos, para que los bienes destinados a todos promuevan la dignidad de cada persona, y afiancen en la sociedad humana la equidad y la justicia, superando toda división entre los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Es tiempo de buscar al Señor.
Lectura de la profecía de Oseas 10, 1-3. 7-8.12
Israel era una viña exuberante, que producía su fruto.
Cuanto más se multiplicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país, mejores hacía él las piedras conmemorativas. Su corazón está dividido, ahora tendrán que expiar: el mismo Señor destrozará sus altares, devastará sus piedras conmemorativas. Seguramente dirán entonces: “No tenemos rey, porque no hemos temido al Señor. Pero el rey ¿que podría hacer por nosotros?”
¡Samaría está completamente perdida! Su rey es como una astilla sobre la superficie de las aguas.
Los lugares altos de Aven, el pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y cardos invadirán sus altares.
Ellos dirán entonces a las montañas: “Cúbrannos”, y a las colinas: “¡Caigan sobre nosotros!”
Siembren semillas de justicia, cosechen el fruto de la fidelidad, roturen un campo nuevo: es tiempo de buscar al Señor, hasta que Él venga y haga llover para ustedes la justicia.
SALMO RESPONSORIAL 104, 2-7
R/. ¡Busquen el rostro del Señor!
¡Canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! ¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que Él obró, sus portentos y los juicios de su boca!
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mc 1, 15
Aleluya.
El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO
Vayan a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10,1-7
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Escucha con bondad nuestras súplicas, Señor, y acepta las ofrendas de tu Iglesia, para que todos los hombres reciban el espíritu de hijos de Dios y, superadas las desigualdades, unidos en tu paz, constituyan una única familia por el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Cf. Sal 103, 13. 14. 15
Señor, la tierra se sacia con el fruto de tus obras: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el único Pan que renueva constantemente a la familia humana, te pedimos, Padre, que este sacramento de unidad nos obtenga un amor fuerte y puro, para promover el progreso de los pueblos y realizar las obras de la justicia, inspiradas por la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.