Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Sábado 31 de Octubre de 2020
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Sábado de la trigésima semana del tiempo ordinario
Común de la Virgen María
Propuesta celebrativa
Color: verde/blanco

Antífona de entrada             Cf. Sal. 44, 13. 15. 16

Los pueblos más ricos buscan tu favor. La llevan ante el rey, con séquito de vírgenes; con gozo y alegría, van entrando en el palacio real.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios nuestro, perdona los pecados de tus hijos y, ya que no podemos agradarte con nuestras obras, concede que seamos salvados por la intercesión de la Madre de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo los cristianos de Filipos   1, 15. 18b-26

Hermanos:

Es verdad que algunos predican a Cristo llevados por la envidia y el espíritu de discordia, pero otros lo hacen con buena intención.

De una u otra manera, con sinceridad o sin ella, Cristo es anunciado, y de esto me alegro y me alegraré siempre. Porque sé que esto servirá para mi salvación, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo. Así lo espero ansiosamente, y no seré defraudado. Al contrario, estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo.

Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo.

Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús.

SALMO RESPONSORIAL     41, 2-3. 5bcd

R/. ¡Mi alma tiene sed del Dios viviente!

Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?

¡Cómo iba en medio de la multitud y la guiaba hacia la Casa de Dios, entre cantos de alegría y alabanza, en el júbilo de la fiesta!

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO      Mt 11, 29ab

Aleluya.

“Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

El que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     14, 1. 7-11

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:

“Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, los dones que te presentamos, y haz que nuestros corazones, encendidos por la luz del Espíritu Santo, busquen y conserven tu palabra y tu voluntad, a ejemplo de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión

Alaben al Señor nuestro Dios, porque en María, su servidora, manifestó su misericordia, como lo había prometido a su pueblo Israel.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con el sacramento de la salvación y de la fe, te pedimos, Padre, que celebrando con devoción a Santa María Virgen, merezcamos participar, con ella, de tu amor eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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