Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Liturgia del Jueves 05 de Junio de 2025
- A
+ A

San Bonifacio, Obispo y mártir (MO)
Rojo

Del Martirologio romano: 

Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir. Monje en Inglaterra con el nombre de Wilfrido por el bautismo, al llegar a Roma el papa san Gregorio II lo ordenó obispo y cambió su nombre de pila por el de Bonifacio, enviándolo después a Germania para anunciar la fe de Cristo a aquellos pueblos, donde logró ganar para la religión cristiana a mucha gente. Rigió la sede de Maguncia y, hacia el final de su vida, al visitar a los frisios en Dokkum, en la actual Holanda, consumó su martirio al ser asesinado por unos paganos. 

 

Antífona de comunión Sal 95, 3-4

Anuncien la gloria del Señor entre las naciones y sus maravillas entre los pueblos, porque el Señor es grande y digno de alabanza.

 

ORACIÓN COLECTA

Te rogamos, Padre, que el mártir san Bonifacio interceda por nosotros, para que conservemos con firmeza y manifestemos con nuestras obras la fe que enseñó con su palabra y selló con su sangre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Tendrás que dar testimonio de mí, también en Roma.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 22, 30; 23, 6-11

 

Queriendo saber con exactitud de qué acusaban los judíos a Pablo, el tribuno mandó quitarle las cadenas, y convocando a los sumos sacerdotes y a todo el Sanedrín, hizo comparecer a Pablo delante de ellos.

Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: “Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los muertos”. Apenas pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió. Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de los ángeles y de los espíritus; los fariseos, por el contrario, admiten una y otra cosa. Se produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos se pusieron de pie y protestaron enérgicamente: “Nosotros no encontramos nada de malo en este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel ... ?”

Como la disputa se hacía cada vez más violenta, el tribuno, temiendo por la integridad de Pablo, mandó descender a los soldados para que lo sacaran de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza. A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: “Ánimo, así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma”.

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL 15, 1-2a. 5. 7-11

R/. ¡Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti!

 

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: “Señor, Tú eres mi bien”. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte! R/.

Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R/.

Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R/.

Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna  a tu derecha. R/.

ACLAMACIÓN AL Evangelio  Jn 17, 21

Aleluya. “Que todos sean uno, como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, para que el mundo crea que Tú me enviaste”, dice el Señor. Aleluya.

 

EVANGELIO

Que sean perfectamente uno.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 17, 1b. 20-26

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:

Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste.

Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -Yo en ellos y Tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí. 

Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero Yo te conocí, y ellos reconocieron que Tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos, y Yo también esté en ellos.

Palabra del Señor

 


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Señor, que bendigas estos dones que te ofrecemos en la conmemoración de san Bonifacio, para que, al recibirlos, seamos liberados de toda culpa y saciados con los alimentos celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

Prefacio de mártires

Antífona de comunión Cf. Lc 10, 1. 9

El Señor envió a los discípulos para que anunciaran en las ciudades: el reino de Dios está cerca de ustedes.

O bien: Cf. Mt 13, 8. 23

La semilla que cayó en buena tierra son aquellos que dan fruto en la perseverancia, con un corazón bien dispuesto.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, danos nueva vida por los sacramentos recibidos: y que, en esta conmemoración de san Bonifacio, nos estimule el ejemplo de sus virtudes apostólicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.


  • Catedral 1063, local 503, Santiago

    Teléfonos: +56 2 3278 0733 - +56 2 3278 0734

    Desarrollado por Iglesia.cl