Santa María, madre de la Iglesia (MO)
Blanco
San Efrén, diácono (ML)
Antífona de entrada Hech 1, 14
Los discípulos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración en compañía de María, la Madre de Jesús.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Padre de misericordia, cuyo Hijo, clavado en la cruz, nos entregó a su Madre, santa María Virgen, como Madre nuestra; por su intercesión, concédenos que tu Iglesia sea cada día más fecunda, se alegre por la santidad de sus hijos y atraiga a su seno a todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Dios nos reconforta para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 1- 7
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, junto con todos los santos que viven en la provincia de Acaya. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios.
Porque, así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo. Si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados, también es para consuelo de ustedes, y esto les permite soportar con constancia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos. Por eso, tenemos una esperanza bien fundada con respecto a ustedes, sabiendo que, si comparten nuestras tribulaciones, también compartirán nuestro consuelo.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 33, 2-9
R/. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren R/.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R/.
Miren hacia Él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.
El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en Él se refugian! R/.
ACLAMACIÓN AL Evangelio Mt 5, 12
Aleluya. Alégrense y regocíjense, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo. Aleluya.
Evangelio
Felices los que tienen alma de pobres.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 4, 25—5, 12
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.
Palabra del Señor
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta nuestros dones, Señor, y conviértelos en el sacramento de la salvación, para que nos enciendan en el amor de la Virgen María, Madre de la Iglesia, y merezcamos ser asociados, con ella, más íntimamente a la obra de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
María, modelo y Madre de la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, y glorificarte como es debido en esta celebración de la Virgen María.
Ella, al aceptar tu Palabra con su corazón inmaculado, mereció concebida en su seno virginal y, al dar a luz a su propio Creador, preparó el nacimiento de la Iglesia. Ella, aceptando junto a la cruz el testamento del amor divino, adoptó como hijos a todos los hombres nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, unida a los Apóstoles en espera del Espíritu Santo prometido, asoció su oración a la de los discípulos y se convirtió en modelo de la Iglesia orante.
Elevada a la gloria de los cielos, acompaña a la Iglesia peregrina con amor maternal, y con bondad protege sus pasos hacia la patria del cielo, hasta que llegue el día glorioso del Señor.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, cantando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Cf. Jn 2, 1.11
Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la Madre de Jesús estaba allí. Éste fue el primero de los signos de Jesús. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
o bien: Cf. Jn 19, 26-27
Mientras estaba en la cruz, dijo Jesús al discípulo a quien él amaba: aquí tienes a tu madre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre misericordioso, hemos recibido el anticipo de la redención y de la vida; te pedimos humildemente que tu Iglesia, por la intervención materna de la Virgen María, ilumine a las naciones con el anuncio del Evangelio y colme el mundo entero con la efusión del Espíritu Por Jesucristo, nuestro Señor.