Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Jueves 16 de Agosto de 2018
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Jueves de la decimonovena semana del tiempo ordinario
San Esteban de Hungría
Memoria libre
Color: blanco

San Esteban (975-1038) fue el primer “rey apostólico de Hungría”. El día de Navidad del año 100, fue coronado con la corona que le había enviado el papa Silvestre II.

Fue un monarca preocupado por establecer la Iglesia en su país. Fundó diócesis y edificó numerosos santuarios. Se lo recuerda como un rey justo, pacífico, piadoso y muy amado por su pueblo.

Antífona de entrada            Mal 2, 6

La doctrina de verdad estaba en su boca y no se encontró maldad en sus labios; caminaba conmigo en paz y rectitud y apartó a muchos de la iniquidad.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso, que hiciste de san Esteban un propagador de tu Iglesia durante su reinado en la tierra, concede a tu pueblo la gracia de tenerlo como defensor en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Parte en pleno día, a la vista del pueblo.

Lectura de la profecía de Ezequiel   12, 1-12

La palabra del Señor me llegó en estos términos:

“Hijo de hombre, tú habitas en medio de un pueblo rebelde: ellos tienen ojos para ver, pero no ven; tienen oídos para oír, pero no oyen; porque son un pueblo rebelde. En cuanto a ti, hijo de hombre, prepara tu equipaje como si tuvieras que ir al exilio, y parte en pleno día, a la vista de ellos. Emigrarás del lugar donde te encuentras hacia otro lugar, a la vista de ellos: tal vez así comprendan que son un pueblo rebelde.

Sacarás tu equipaje en pleno día, a la vista de ellos, y saldrás por la tarde, también a la vista de ellos, como salen los deportados. Abrirás un boquete en el muro y saldrás por él, a la vista de ellos. Cargarás el equipaje sobre tus espaldas y saldrás cuando sea de noche, cubriéndote el rostro para no ver el país, porque Yo te he convertido en un presagio para el pueblo de Israel”.

Yo hice exactamente lo que se me había ordenado: saqué mi equipaje en pleno día como quien parte para el exilio, y por la tarde abrí un boquete en el muro con la mano. Salí cuando estaba oscuro y cargué el equipaje sobre mis espaldas, a la vista de ellos.

A la mañana, la palabra del Señor me llegó en estos términos: “Hijo de hombre, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, ese pueblo rebelde, qué es lo que estás haciendo? Diles: Así habla el Señor: ‘Este oráculo se refiere al príncipe que está en Jerusalén y a todo el pueblo de Israel que vive en medio de ella’. Diles también: ‘Yo soy un presagio para ustedes. Lo mismo que Yo hice se hará con ellos: serán deportados e irán al exilio. El príncipe que está en medio de ellos cargará el equipaje sobre sus espaldas durante la noche, y saldrá por el boquete que abrirán en el muro para hacerlo salir; y él se cubrirá el rostro, para no ver el país’”.

SALMO RESPONSORIAL    77, 56-59. 61-62

R/. ¡Recuerden las maravillas del Señor!

Ellos tentaron e irritaron a Dios, no observaron los preceptos del Altísimo; desertaron y fueron traidores como sus padres, se desviaron como un arco fallido.

Lo afligieron con sus lugares de culto, le provocaron celos con sus ídolos: Dios lo advirtió y se llenó de indignación, y rechazó duramente a Israel.

Entregó su Fortaleza al cautiverio, su Arca gloriosa en manos del enemigo. Entregó su pueblo a la espada, se enfureció contra su herencia.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO     Sal 118, 135

Aleluya.

Que brille sobre mí la luz de tu rostro, Señor, y enséñame tus preceptos. Aleluya.

EVANGELIO

No perdones sólo siete veces, sino setenta veces siete.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   18, 21—19, 1

Se acercó Pedro y le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”.

Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: ‘Dame un plazo y te pagaré todo’. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: ‘Págame lo que me debes’.  El otro se arrojo a sus pies y le suplicó: ‘Dame un plazo y te pagaré la deuda’. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Éste lo mandó llamar y le dijo: ‘¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?’ E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.

Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, te pedimos humildemente que el sacrificio que ofrecemos en la fiesta de san Esteban sea eficaz para nuestra salvación y agradable a tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Mt 5, 8-9

Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con estos dones sagrados, en la fiesta de san Esteban, te pedimos, Padre, que por la ofrenda de nuestro servicio podamos experimentar el aumento de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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