Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Lunes 27 de Agosto de 2018
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Lunes de la vigesimoprimera semana del tiempo ordinario
Santa Mónica
Memoria obligatoria
Color: blanco

Mónica (331-387) fue la madre de san Agustín. Cuando éste perdió la fe, las lágrimas de Mónica subieron hasta Dios como una oración silenciosa. Por eso, la conversión de su hijo la llenó de alegría y sintió que no tenía más que esperar en esta tierra. Murió en Ostia, cuando se preparaba para volver a su tierra natal.

Antífona de entrada            Cf. Prov 31, 30. 28

La mujer que teme al Señor merece ser alabada; su marido la elogia y sus hijos la felicitan.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, consuelo de los afligidos, que aceptaste con misericordia las lágrimas de santa Mónica por la conversión de su hijo Agustín; te pedimos, por la intercesión de ambos, que sintamos dolor por nuestros pecados y podamos alcanzar la gracia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Como el sol que se eleva, así es el encanto de la buena esposa en una casa ordenada.

Lectura del libro del Eclesiástico  26, 1-4. 13-16

¡Feliz el marido de una buena esposa: se duplicará el número de sus días!

La mujer hacendosa es la alegría de su marido, y él vivirá en paz hasta el último de sus días.

Una buena esposa es una gran fortuna, reservada en suerte a los que temen al Señor: sea rico o pobre, su corazón será dichoso y su rostro estará radiante en todo momento.

La gracia de una mujer deleita a su marido y su buen juicio lo llena de vigor.

Una mujer discreta  es un don del Señor, y no tiene precio la esposa bien educada.

Una mujer pudorosa es la mayor de las gracias y no hay escala para medir a la que es dueña de sí misma.

Como el sol que se eleva por las alturas del Señor, así es el encanto de la buena esposa en una casa ordenada.

SALMO RESPONSORIAL    130, 1-3

R/. ¡Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor!

Mi corazón no se ha enorgullecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas.

Yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí. Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   JN 8, 12

Aleluya.

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la vida”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

Me llevaba en las andas del pensamiento, para que Tú dijeses al hijo de la viuda: Joven, Yo te lo ordeno, levántate.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 7, 11-17

Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar el hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: “Joven, Yo te lo ordeno, levántate”.

El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.

Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo”.

El rumor de lo que Jesús acababa de hacer sei difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos estas ofrendas, Señor, en el día de la conmemoración de santa Mónica y te rogamos humildemente que nos alcancen el perdón y la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Cf. Mt 13, 45-46

El reino de los cielos se parece a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; al encontrar una de gran valor, vendió todo lo que tenía y la compró.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, te suplicamos que la eficacia divina de este sacramento, celebrado en la conmemoración de santa Mónica, nos ilumine siempre, para que experimentemos el deseo de la santidad y respondamos fielmente con buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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