Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Jueves 27 de Septiembre de 2018
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Jueves de la vigesimoquinta semana del tiempo ordinario
San Vicente de Paúl, presbítero
Memoria obligatoria
Color: blanco

Vicente de Paul (1581-1660), párroco de Clichy, en París, es el fundador de la Congregación de la Misión y también de la Congregación de las Hijas de la Caridad.

Es uno de los maestros de la espiritualidad francesa en el siglo XVII, pero por encima de todo es el modelo acabado de la caridad cristiana que va al encuentro de todas las miserias para socorrerlas, porque descubre, en el rostro de todo ser que sufre, los rasgos de Jesucristo, su Señor.

Antífona de entrada            Cf. Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres y a sanar a los que se arrepienten de corazón.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que para el servicio de los pobres y la formación del clero infundiste las virtudes apostólicas en el presbítero san Vicente de Paúl, concédenos que, animados por su mismo espíritu, amemos lo que él amó y pongamos por obra lo que enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

No hay nada nuevo bajo el sol.

Lectura del libro del Eclesiastés  1, 2-11

¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?

Una generación se va y la otra viene, y la tierra siempre permanece. El sol sale y se pone, y se dirige afanosamente hacia el lugar de donde saldrá otra vez. El viento va hacia el sur y gira hacia el norte; va dando vueltas y vueltas, y retorna sobre su curso. Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al mismo lugar donde van los ríos, allí vuelven a ir. Todas las cosas están gastadas, más de lo que se puede expresar. ¿No se sacia el ojo de ver, el oído no se cansa de escuchar? Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!

Si hay algo de lo que dicen: “Mira, esto sí que es algo nuevo”, en realidad, eso mismo ya existió muchísimo antes que nosotros. No queda el recuerdo de las cosas pasadas, ni quedará el recuerdo de las futuras en aquellos que vendrán después.

SALMO RESPONSORIAL   89, 3-6. 12-14. 17

R/. ¡Tú eres nuestro refugio, Señor!

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”. Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.

Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo ... ? Ten compasión de tus servidores.

Sácianos enseguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO     Jn 14, 6

Aleluya.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

A Juan lo hice decapitar. ¿Quién es éste del cual oigo decir semejantes cosas?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   9, 7-9

El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que Jesús hacía y enseñaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: “Es Juan, que ha resucitado”. Otros decían: “Es Elías, que se ha aparecido”, y otros: “Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado”.

Pero Herodes decía: “A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quien es éste del que oigo decir semejantes cosas?” Y trataba de verlo.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que diste a san Vicente la gracia de realizar en su vida lo que celebraba en estos santos misterios, concédenos, por este sacrificio, ser transformados en una ofrenda agradable a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Cf. Sal 106, 8-9

Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas en favor de los hombres, porque Él sació a los que sufrían sed y colmó de bienes a los hambrientos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados con este sacramento celestial, te suplicamos, Dios nuestro, que, para imitar a tu Hijo en la evangelización a los pobres, siguiendo el ejemplo de San Vicente, recibamos la ayuda de su intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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