Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Jueves 11 de Julio de 2019
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Jueves de la decimocuarta semana del tiempo ordinario

San Benito, abad

Memoria obligatoria

Color: blanco

Benito (489-547) nació en Nursia (Umbría). Después de estudiar en Roma, se retiró en una gruta de Subiaco, donde congregó en torno a él, a numerosos discípulos. Más tarde se estableció con ellos en Montecasino.

Allí fundó el célebre monasterio y escribió su regla, en la que supo conjugar la experiencia ascética del oriente cristiano y el sentido humano de la vida occidental con los más puros valores evangélicos.

Pronto se extendió desde este lugar, por el occidente europeo, toda una red de monasterios, observantes de la Regla de san Benito. Mereció por ello ser llamado “patriarca de la vida monacal en Occidente”. El Papa Pablo VI lo nombró Patrono de Europa y el Papa Juan Pablo II lo confirmó junto con los santos Cirilo y Metodio.

Antífona de entrada

Hubo un varón de vida venerable, bendecido por la gracia y por su nombre; que dejando su casa y los bienes paternos; buscando vivir sólo para Dios; pidió el hábito de la vida monástica.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un esclarecido maestro en la escuela del servicio divino, concédenos que, sin anteponer nada a tu amor, avancemos con un corazón generoso por el camino de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Dios me envió a Egipto para preservarles la vida.

Lectura del libro del Génesis     44, 18-21. 23b-29; 45, 1-5

Judá se acercó a José para decirle: “Permite, señor, que tu servidor diga una palabra en tu presencia, sin impacientarte conmigo, ya que tú y el Faraón son una misma cosa. Tú nos preguntaste si nuestro padre vivía aún y si teníamos otro hermano. Nosotros te respondimos: Tenemos un padre que ya es anciano, y un hermano menor, hijo de su vejez. El hermano de este último murió, y él es el único hijo de la madre de estos dos que ha quedado vivo; por eso nuestro padre siente por él un afecto muy especial. Tú nos dijiste: "Tráiganlo aquí, porque lo quiero conocer.  Si no viene con ustedes su hermano menor, no serán admitidos nuevamente en mi presencia".

Cuando regresamos a la casa de nuestro padre -tu servidor- le repetimos tus mismas palabras. Pero un tiempo después, nuestro padre nos dijo: "Vayan otra vez a comprar algunos víveres".

Nosotros respondimos: "Así no podemos ir. Lo haremos únicamente si nuestro hermano menor viene con nosotros, porque si él no nos acompaña, no podemos comparecer delante de aquel hombre".  Nuestro padre -tu servidor- nos respondió: "Ustedes saben muy bien que mi esposa predilecta me dio dos hijos. Uno se fue de mi lado; yo tuve que reconocer que las fieras lo habían despedazado, y no volví a verlo más. Si ahora ustedes me quitan también a éste, y le sucede una desgracia, me harán bajar a la tumba lleno de aflicción"“.

José ya no podía contener su emoción en presencia de la gente que lo asistía, y exclamó: “Hagan salir de aquí a toda la gente”. Así, nadie permaneció con él mientras se daba a conocer a sus hermanos. Sin embargo, sus sollozos eran tan fuertes que los oyeron los egipcios, y la noticia llegó hasta el palacio del Faraón.

José dijo a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Es verdad que mi padre vive todavía?” Pero ellos no pudieron responderle, porque al verlo se habían quedado pasmados. Entonces José volvió a decir a sus hermanos: “Acérquense un poco más”. Y cuando ellos se acercaron, añadió: “Sí, yo soy José, el hermano de ustedes, el mismo que vendieron a los egipcios. Ahora no se aflijan ni sientan remordimiento por haberme vendido. En realidad, ha sido Dios el que me envió aquí delante de ustedes para preservarles la vida”.

SALMO RESPONSORIAL    104,16-21

R/. ¡Recuerden las maravillas que hizo el Señor!

Él provocó una gran sequía en el país y agotó todas las provisiones. Pero antes envió a un hombre, a José, que fue vendido como esclavo.

Le ataron los pies con grillos y el hierro oprimió su garganta, hasta que se cumplió lo que él predijo, y la palabra del Señor lo acreditó.

El rey ordenó que lo soltaran, el soberano de pueblos lo puso en libertad; lo nombró señor de su palacio y administrador de todos sus bienes.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO       Mc 1, 15

Aleluya.

El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Aleluya.

EVANGELIO

Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    10,7-15

Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles:

Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.

Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira con bondad estos dones, Señor, que te presentamos en la fiesta del abad san Benito, y concédenos que, cómo él, buscándote sólo a ti, podamos alcanzar la paz y la unidad en tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión Cf. Lc 12, 42

Éste es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su casa para distribuir la ración de trigo en el momento oportuno.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Hemos recibido el anticipo de la vida eterna, y te suplicamos humildemente, Padre, que obedeciendo las enseñanzas de san Benito, seamos fieles a nuestro deber de alabarte y amemos a los hermanos con sincera caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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