SALUDO

Noviembre 2025


Llegamos al mes de noviembre, en el que daremos término el año litúrgico con la celebración de Jesucristo, rey del Universo. Y justo el último día de este mes, inauguramos un nuevo año litúrgico con el primer domingo de Adviento.

Abrimos este mes con dos importantes celebraciones, muy unidas entre sí: la solemnidad de todos los santos y la conmemoración de los fieles difuntos. Esta conmemoración, por su categoría, precede a la celebración del domingo. Por esa razón este año omitiremos el domingo XXXI del tiempo «durante el año» y se celebrará con los formularios de la misa de difuntos.

El mes de noviembre es también, para muchos fieles, el «Mes de María». Es verdad que no es propio de la liturgia las celebraciones de un «Mes de…», pues estas costumbres nacieron más bien de la piedad popular, y como un modo que tuvo la Iglesia para acompañar a los fieles en su fe. Con todo, nadie puede dudar del enorme bien que estos actos de piedad han producido en el pueblo de Dios.

El Mes de María, cuando se celebra con ocasión de la reunión diaria de los fieles en torno a la eucaristía, bien se puede integrar a ella, aun cuando deberíamos tener cuidado de no afectar la dinámica propia de la celebración eucarística, así como tampoco la dinámica del contexto del año litúrgico y la lectura semicontinua de los textos bíblicos, tanto los de la primera lectura como los del evangelio.

La recomendación fundamental es no introducir la celebración del mes de María «dentro» de la celebración de la Eucaristía. Creemos que es mejor ubicarla antes, o bien, después de ella. Lo ideal es después, atendiendo la tradición del rito romano que contempla un momento mariano al final de la eucaristía de cada día, con el tradicional canto a la Virgen.

Los equipos de pastoral tendrán que velar por que sea un momento significativo, pero no una duplicación o una liturgia paralela, habida cuenta de que probablemente los participantes en el mes de María son los mismos que han celebrado la Eucaristía. Gestos tan sencillos como hacer una breve procesión hacia la imagen venerada en la comunidad, adornada especialmente con las flores primaverales, mientras se canta un himno mariano; una breve monición del ministro; quizá la presentación de una intención preparada por distintos grupos de la pastoral; un momento de silencio y la oración del Mes pueden satisfacer perfectamente el deseo de los fieles. Y por supuesto, no hay que olvidar nunca el canto a la Virgen, al final de ese momento celebrativo.

También está la facultad de tomar alguno de los formularios de las Misas de la Virgen María, cuando el calendario litúrgico lo permite, haciéndolo con discreción, y en lo posible sin alterar la lectura semicontinua de la liturgia de la Palabra.

Como decíamos al principio, terminaremos el mes con el primer domingo del Adviento. Los fieles deben reconocer que entramos en una nueva etapa. ¡Es año nuevo para la Iglesia! Las vestiduras litúrgicas, los cantos, la presencia modesta de flores en el altar, la corona de Adviento… todo nos debe llevar a experimentar un sentimiento de esperanza. Una actitud que se moverá en dos líneas: la espera de la Parusía, la segunda y gloriosa venida del Señor al final de los tiempos, revivida con la promesa de los profetas del Antiguo Testamento; y, en segundo lugar, la perspectiva de la Navidad, la memoria del hecho histórico del nacimiento del Salvador, y junto a ello, la certeza de que con la venida de Cristo el proceso de dar plenitud a la vida ya comenzó.

Habrá que velar por preparar una hermosa corona de Adviento. Cirios nuevos, plantados sobre las hojas perennes de las coníferas de nuestra tierra, que expresan el misterio siempre vivo de Dios; algunas flores rojas, que nos recuerdan que Navidad también es Pascua; y quizá una leyenda con letras muy sobrias que digan: «Ero cras», o en castellano: «Estaré mañana», expresión litúrgica de la promesa determinada del Señor por volver a estar con su pueblo, que clama más que nunca «Marana thá».

Como podemos ver, nos espera un tiempo muy rico de espiritualidad. ¡Ojalá que lo podamos aprovechar!

 


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