Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Viernes 31 de Mayo de 2019
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Viernes de la sexta semana de Pascua
Visitación de la Virgen María
Fiesta
Color: blanco

Dentro de los tres meses que separan la Anunciación del Señor del nacimiento de Juan Bautista, se celebra la Visitación: fiesta del encuentro de María y de Isabel, pero, sobre todo, del misterioso encuentro de dos seres a través de las dos madres, portadoras una del Mesías, y la otra del Precursor. Es una fiesta llena de la alegría del Magnificat.

Antífona de entrada Cf. Sal 65, 16

Vengan a y escuchen los que temen al Señor, yo les contaré lo que el Señor hizo por mí.

Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a Isabel, concédenos que, dóciles al Espíritu Santo, podamos proclamar siempre con ella tu grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti.

Lectura de la profeta de Sofonías 3, 14-18.

¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.

Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta. Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el Oprobio.

SALMO RESPONSORIAL   Is 12, 2. 3. 4b-6.

R/. ¡Es grande en medio de ti el Santo de Israel!!

Éste es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección; Él fue mi salvación.

Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación. Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué sublime es su Nombre.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso: ¡que sea conocido en toda la tierra! ¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel!

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Lc. 1, 45.

Aleluya. Feliz de ti, Virgen María, por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor. Aleluya.

EVANGELIO

¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 39-56

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

María dijo entonces:

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre”.

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor nuestro, recibe con agrado este sacrificio de salvación que te ofrecemos, así como aceptaste el servicio de caridad de la Madre de tu Hijo unigénito. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Antífona de comunión Lc 1, 48-49

Todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: su nombre es santo. (T.P. Aleluya).

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios nuestro, concede a tu Iglesia proclamar tu grandeza, pues hiciste grandes cosas en tus fieles; y te pedimos que tu pueblo sepa encontrar, en este sacramento, al mismo Cristo viviente, cuya presencia Juan Bautista presintió con alegría. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.


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