Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Domingo 03 de Octubre de 2021
- A
+ A

Domingo vigesimoséptimo del tiempo ordinario
Salterio III
Color: verde

Antífona de entrada             Cf. Est 4, 17 

Señor, todo está bajo tu poder y nada puede resistir a tu voluntad. Tú hiciste el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento; tú eres el Señor del universo. 

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso sobrepasas los méritos y los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia perdonando lo que inquieta nuestra conciencia y concediéndonos aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

Llegan a ser una sola carne.

Lectura del libro del Génesis  2, 4b. 7a. 18-24

Cuando el Señor Dios hizo el cielo y la tierra, modeló al hombre con arcilla del suelo, y dijo: No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.

Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre.

El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.

Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando éste se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.

El hombre exclamó:

¡Ésta si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!

Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre.

Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.

SALMO RESPONSORIAL 127, 1-6

R/Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! 

¡Y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel!

SEGUNDA LECTURA

El que santifica y los que son santificados tienen un mismo origen.

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11

Hermanos:

A Aquél que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, Él experimentó la muerte en favor de todos.

Convenía, en efecto, que Aquél por quien y para quien existen todas las cosas, a fin de llevar a la gloria a un gran número de hijos, perfeccionara, por medio del sufrimiento, al jefe que los conduciría a la salvación. Porque el que santifica y, los que son santificados, tienen todos un mismo origen. Por eso, Él no se avergüenza de llamarlos hermanos.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 14, 12

Aleluya.

Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Aleluya.

EVANGELIO

Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 2-16

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: ¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?

Él les respondió: ¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?

Ellos dijeron: Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella.

Entonces Jesús les respondió: Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, “Dios los hizo varón y mujer”. “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne”. De manera que ya no son dos, “sino una sola carne”. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.

Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.

Él les dijo: El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.

Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo:

Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

Credo

Oración de los fieles

Elevemos, hermanos, nuestra plegaria al Señor con aquella confianza filial que el Espíritu Santo suscita en nuestros corazones.

Para que la Iglesia, mediante la santidad de sus fieles y el celo de sus ministros, anuncie a todos los hombres y realice en todos los pueblos la salvación de Dios, roguemos al Señor.

Para que el Señor ayude a los gobernantes, a fin de que se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo, el progreso y la libertad religiosa, roguemos al Señor.

Para que las naciones que sufren a causa de las guerras vean alejarse de sus pueblos las crueldades, la violencia, la destrucción y las lágrimas, roguemos al Señor.

Para que el Señor ilumine los ojos de nuestro corazón, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de gloria a la que nos ha llamado, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que has creado al hombre y a la mujer para que sean los dos una

sola carne en la libre armonía del amor, retorna a los hijos de Adán a la santidad

de su origen y dales un corazón fiel, a fin de que ningún poder humano nunca

separe aquello que tú mismo has unido. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Recibe, Señor, la oblación instituida por ti y, por estos sagrados misterios que celebramos, danos la gracia de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión Lam 3, 25 

El Señor es bondadoso con los que esperan en él, con aquellos que lo buscan. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Dios todopoderoso, sácianos con el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, para que nos transformemos en aquello que hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


  • Catedral 1063, local 503, Santiago

    Teléfonos: +56 2 3278 0733 - +56 2 3278 0734

    Desarrollado por Iglesia.cl