Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
O bien:
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
O bien:
El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
Tiempo de Adviento
El Señor que viene a salvarnos, esté con todos ustedes,
R/. Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
3
S. Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.
S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
Tiempo de Adviento
M. Tú que viniste al mundo para salvarnos: Señor, ten piedad
R/. Señor, ten piedad
M. Tú que nos visitas continuamente con la gracia de tu Espíritu: Cristo, ten piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
M. Tú que vendrás un día a juzgar nuestras obras: Señor, ten piedad
R/. Señor, ten piedad
S. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.
+ GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
Primera lectura
Salmo
Segunda lectura (Sólo los domingos, fiestas o solemnidades)
Evangelio
HOMILÍA
CREDO
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.
Oremos, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
O bien:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
O bien:
Oremos, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R/. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.Las 4 plegarias mayores
RITO DE COMUNIÓN
Bendición solemne
Durante el año, VIII
Que el Dios de la paz los consagre totalmente y que todo el espíritu, alma y cuerpo de ustedes sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén
Durante el año, IX
El Dios de la paz, que resucitó de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, los haga perfectos en todo bien, en virtud de la sangre de la alianza eterna, para que cumplan su voluntad, realizando en ustedes lo que es de su agrado.
R. Amén
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén
Durante el año, X
El Dios de toda gracia, que los ha llamado en Cristo a su eterna gloria, los afiance y los conserve fuertes y constantes en la fe.
R. Amén
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén
En Adviento
Dios todopoderoso y lleno de misericordia, por la primera venida de su Hijo Unigénito, en la que creemos, y por la segunda que esperamos, los ilumine con su luz y los colme con su bendición.
R. Amén.
En el camino de esta vida los haga constantes en la fe, alegres en la esperanza y activos en la caridad.
R. Amén.
Para que celebrando la venida en el tiempo de nuestro Redentor, sean recompensados con el don de la Vida eterna cuando él venga por segunda vez en la gloria
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO I
El misterio pascual nos hace pueblo de Dios
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, por su misterio pascual,
realizó la obra maravillosa
de llamarnos del pecado y de la muerte
a la gloria de constituir
una raza elegida, un reino sacerdotal,
una nación santa, un pueblo de su propiedad,
para que, llevados de las tinieblas a tu luz admirable,
proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO II
El plan divino de la salvación
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo se compadeció del pecado de los hombres
y quiso nacer de la Virgen;
murió en la cruz para liberarnos de la muerte
y resucitó del sepulcro
para darnos la Vida eterna.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO III
El hombre salvado por el hombre
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno:
Porque reconocemos como obra de tu poder admirable
haber socorrido nuestra débil naturaleza
con la fuerza de tu divinidad,
y haber provisto el remedio
en la misma debilidad humana;
así donde estuvo nuestra ruina
obraste nuestra salvación,
por Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, adoran tu grandeza
los ángeles que se alegran eternamente en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces,
cantando alegremente:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE ADVIENTO I
Las dos venidas de Cristo
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo Señor nuestro.
Él vino por primera vez en la humildad de nuestra carne
para realizar el plan de redención trazado desde antiguo,
y nos abrió el camino de la salvación;
para que, cuando venga por segunda vez
en el esplendor de su grandeza,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora aguardamos en vigilante espera.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles,
y con todos los coros celestiales
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA I
La maternidad de Santa María Virgen
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias, siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la (***) de santa María, siempre virgen.
Porque ella concibió a tu único Hijo
por obra del Espíritu Santo,
y sin perder la gloria de su virginidad,
derramó sobre el mundo la luz eterna,
Jesucristo, Señor nuestro.
Por eso, los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA II
La Iglesia alaba a Dios con las palabras de María
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
Señor, Padre santo,
reconocer tu grandeza en la perfección de los santos,
y proclamar especialmente tu inmensa bondad
al conmemorar a la santísima Virgen María.
Porque tú realizaste grandes cosas en el mundo
y diste pruebas de tu infinita misericordia
cuando miraste la pequeñez de tu servidora,
y por medio de ella,
nos diste al autor de nuestra salvación,
Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.
Por él, adoran tu grandeza
todos los ángeles que se alegran en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces,
cantando con el mismo entusiasmo:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA III
María, signo de consuelo y de esperanza
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias,
es bueno cantar tu gloria, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Te alabamos y te bendecimos,
por Jesucristo, tu Hijo,
en esta fiesta (memoria) de la bienaventurada Virgen María.
Ella, como humilde servidora, escuchó tu palabra
y la conservó en su corazón;
admirablemente unida al misterio de la redención,
perseveró con los apóstoles en la plegaria
mientras esperaban al Espíritu Santo,
y ahora brilla en nuestro camino
como signo de consuelo y de firme esperanza.
Por este don de tu benevolencia,
unidos a los ángeles y a los santos,
te entonamos nuestro canto
y proclamamos tu alabanza:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES I
El martirio como signo y ejemplo
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del mártir san N.
derramada, como la de Cristo,
para confesar tu nombre,
manifiesta la acción admirable
con que tú robusteces nuestra debilidad,
y demuestras que a partir de nuestra fragilidad
podemos llegar a ser testigos de Cristo, Señor nuestro.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
te aclamamos en la tierra,
cantando sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES
La presencia de los santos Pastores en la Iglesia
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N.,
fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida,
la enseñanza de su doctrina
y la ayuda de su intercesión.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos,
te alabamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y SANTOS RELIGIOSOS
El signo de la vida consagrada a Dios
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Al recordar a los santos que se consagraron a Cristo
por el Reino de los cielos,
celebramos tu admirable providencia.
Por ella la humanidad recobra la santidad primera
y experimenta anticipadamente
los bienes que espera recibir en el cielo.
Por eso, con los ángeles y los santos
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO COMÚN I
El universo restaurado por Cristo
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
En él has querido restaurar todas las cosas,
y hacernos participar a todos de su plenitud.
Él, que era de condición divina, se anonadó a sí mismo,
y por su Sangre derramada en la cruz pacificó todas las cosas;
y así, constituido Señor del universo,
es fuente de salvación eterna
para cuantos creen en él.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
cantamos un himno a tu gloria,
diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PREFACIO DE DIFUNTOS IV
La vida terrena y la gloria celestial
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Por tu poder fuimos creados, tu providencia nos gobierna
y a causa del pecado volvemos a la tierra de donde salimos;
pero en tu bondad, los redimidos por la muerte de tu Hijo
tenemos parte en su resurrección gloriosa.
Por eso, con los ángeles y los santos,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Pastoral Litúrgica