Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Comentario - Eucaristía del
- A
+ A

El tiempo de espera de la última venida de Cristo es el tiempo de fe y de la oración. La oración perseverante es expresión de alimento de la fe en Dios. El volverse a Dios, explícitamente, es un acto de fe en Él, como persona siempre presente y distinta de toda otra realidad. La oración cristiana, antes que palabra implorante, es silencio profundo, para escuchar y acoger en uno la Palabra de Dios.

Las personas entran en comunión escuchándose, nosotros entramos en comunión con Dios y nos disponemos a hacer su voluntad, escuchándolo. Como la fe, también la oración nace de la escucha. Es una respuesta vital, pero, también verbal, y ésta puede asumir varias formas: acción de gracias, por aquello que Dios ha realizado; la contemplación llena de admiración; una profesión de fe; una petición.

También, la oración de petición, es una respuesta a la invitación de Cristo de orar sin cansarse. Pero, ¿cuál es el significado de la oración de petición? Pedirle algo a Dios, no es, ciertamente, pretender que Él realice aquello que debiéramos hacer nosotros. La oración de petición es reconocer el límite de nuestra condición humana y que la plena realización, no depende únicamente del hombre. El hombre no puede salvarse a sí mismo. Manifestarle a Dios las propias necesidades y deseos, es ponerlos a la luz de Dios, para discernir si ellos son legítimos o no. La oración de petición es signo de confianza en Dios.

La parábola del juez inicuo y de la viuda obstinada nos pone la atención sobre la necesidad de orar sin cesar, aunque el Señor tarde o parezca sordo ante nuestras súplicas. El argumento de Jesús es simple: si un juez inicuo termina por escuchar a la viuda, ¡cuánto más Dios escuchará nuestros gritos de ayuda! La oración cristiana no es el requerimiento de una intervención inmediata de Dios. No es una fórmula mágica que resuelve los problemas. La oración cristiana, fundamentalmente, adhiere y acepta la libertad y paciencia de Dios.

La oración de petición, cuando es auténtica, es fuente de compromiso para hacer aquello que pedimos. Orar por la paz nos impulsa a comenzar a comprometernos con la paz. Orar para que cesen los sufrimientos nos debe impulsar a ayudar a los que sufren. Orar es hacerse corresponsable con Dios.

En su testamento espiritual, a su discípulo predilecto, Pablo lo exhorta a la perseverancia en la verdadera doctrina y a enseñarla con fidelidad y coraje. La fe se nutre de la Palabra de Dios, porque la Sagrada Escritura ha sido escrita por inspiración de Dios y nos enseña la verdad que salva.


  • Catedral 1063, local 503, Santiago

    Teléfonos: +56 2 3278 0733 - +56 2 3278 0734

    Desarrollado por Iglesia.cl