Domingo duodécimo del tiempo ordinario
Salterio IV
Color: verde
Antífona de entrada Cf. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, el baluarte de salvación para su Ungido. Señor, salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; apaciéntalo, y sé su guía para siempre.
Gloria
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor y Dios nuestro, vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que en tu providencia nunca abandonas a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Aquí se quebrará la soberbia de tus olas.
Lectura del libro de Job 38, 1. 8-11
El Señor habló a Job desde la tempestad, diciendo:
¿Quién encerró con dos puertas al mar, cuando él salía a borbotones del vientre materno, cuando le puse una nube por vestido y por pañales, densos nubarrones?
Yo tracé un límite alrededor de él, le puse cerrojos y puertas, y le dije: “Llegarás hasta aquí y no pasarás; aquí se quebrará la soberbia de tus olas”.
SALMO RESPONSORIAL 106, 23-26. 28-31
R/. ¡Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor!
Los que viajaron en barco por el mar, para traficar por las aguas inmensas, contemplaron las obras del Señor, sus maravillas en el océano profundo.
Con su palabra desató un vendaval, que encrespaba las olas del océano: ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo, se sentían desfallecer por el mareo.
Pero en la angustia invocaron al Señor, y Él los libró de sus tribulaciones: cambió el huracán en una brisa suave y se aplacaron las olas del mar.
Entonces se alegraron de aquella calma, y el Señor los condujo al puerto deseado. Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas en favor de los hombres.
SEGUNDA LECTURA
Un ser nuevo se ha hecho presente.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 5, 14-17
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y Él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.
Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así.
El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Lc 7, 16
Aleluya.
Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.
EVANGELIO
¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”
Despertándose, Él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!” El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?” Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros:
“¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
Credo
Oración de los fieles
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados, su ayuda salvífica:
Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N. y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias, y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y fortalece la fe del pueblo cristiano, para que nunca se enorgullezca ante la prosperidad ni se desanime ante la adversidad, sino que en todo momento sepa reconocer y experimentar que tú estás cerca de nosotros y nos acompañas en el camino de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, y concédenos que, purificados por su poder, sea de tu agrado el afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Cf. Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor, y tú les das la comida a su tiempo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados con el sagrado Cuerpo y Sangre de tu Hijo, imploramos, Señor, tu clemencia; haz que en la plenitud de la redención alcancemos lo que celebramos en cada eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.