Jueves de la decimoctava semana del tiempo ordinario
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir
Memoria libre
Color: rojo
Edith Stein nació en 1891 en el seno de una familia judía. Fue una gran estudiosa de Filosofía. Recibió la vida nueva por el Bautismo. Con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz, se consagró en la Orden de las Carmelitas Descalzas. Fue arrestada en su monasterio por orden de las autoridades nazis y, bajo ese régimen nefasto y enemigo de la fe y de la dignidad del hombre, murió en las cámaras de gas del campo de exterminio de Auschwitz, cerca de Cracovia (Polonia) en 1942.
Antífona de entrada
Sigue al Cordero crucificado por nosotros, la virgen valiente, ofrenda de pureza y castidad.
ORACIÓN COLECTA
Dios de nuestros padres, que llevaste a la mártir santa Teresa Benedicta, al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarlo fielmente hasta la muerte, por su intercesión te pedimos que todos los hombres reconozcan en Cristo al Salvador, y por él lleguen a gozar de tu visión en la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Estableceré una nueva Alianza y no me acordaré más de su pecado.
Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque Yo era su dueño -oráculo del Señor-.
Ésta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días -oráculo del Señor-: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; Yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: “Conozcan al Señor”. Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande -oráculo del Señor-. Porque Yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado.
SALMO RESPONSORIAL 50, 12-15. 18-19
R/. ¡Dios mío, crea en mí un corazón puro!
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga: yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti.
Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mt 16,18
Aleluya.
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Aleluya.
EVANGELIO
Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los Cielos.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-23
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”
Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?” Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías.
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”.
Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la conmemoración de santa Teresa Benedicta de la Cruz, así como quisiste aceptar su glorioso martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Ap 7, 17
El Cordero que está en medio del trono los conducirá hacia los manantiales de agua viva.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, que has querido contar a santa Teresa Benedicta de la Cruz entre tus elegidos por la doble victoria de la virginidad y el martirio, concédenos, por este sacramento, la gracia de superar con valentía todos los males y alcanzar la gloria celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.