Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Martes 19 de Septiembre de 2023
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Martes de la vigesimocuarta semana del tiempo ordinario
San Jenaro, obispo y mártir
Memoria libre 
Color: rojo

Jenaro, obispo de Benevento, sufrió el martirio en el año 305, durante la persecución de Diocleciano. En el siglo V, sus restos fueron trasladados a las afueras de Nápoles. La ciudad lo eligió como su protector.

Antífona de entrada 

Este santo combatió hasta la muerte en defensa de la ley de Dios y no temió las amenazas de los impíos: estaba arraigado sobre roca firme. 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que nos permites venerar la memoria de tu mártir san Jenaro; concédenos gozar de su compañía en la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

El que preside debe ser un hombre irreprochable; de la misma manera, que los diáconos conserven el misterio de la fe con una conciencia pura.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a Timoteo   3, 1-13

Querido hijo:

El que aspira a presidir la comunidad desea ejercer una noble función. Por eso, el que preside debe ser un hombre irreprochable, que se haya casado una sola vez, sobrio, equilibrado, ordenado, hospitalario y apto para la enseñanza.

Que no sea afecto a la bebida ni pendenciero, sino indulgente, enemigo de las querellas y desinteresado. Que sepa gobernar su propia casa, y mantener a sus hijos en la obediencia con toda dignidad. Porque si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar la Iglesia de Dios?

Y no debe ser un hombre recientemente convertido, para que el orgullo no le haga perder la cabeza y no incurra en la misma condenación que el demonio. También es necesario que goce de buena fama entre los no creyentes, para no exponerse a la maledicencia y a las redes del demonio.

De la misma manera, los diáconos deben ser hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y enemigos de ganancias deshonestas. Que conserven el misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se los pondrá a prueba, y luego, si no hay nada que reprocharles, se los admitirá al diaconado.

Que las mujeres sean igualmente dignas, discretas para hablar de los demás, sobrias y fieles en todo.

Los diáconos deberán ser hombres casados una sola vez, que gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Los que desempeñan bien su ministerio se hacen merecedores de honra y alcanzan una gran firmeza en la fe de Jesucristo.

SALMO RESPONSORIAL   100,1-3b. 5-6

R/. ¡Procederé con rectitud de corazón!

Celebraré con un canto la bondad y la justicia: a ti, Señor, te cantaré; expondré con sensatez el camino perfecto: ¿cuándo vendrás en mi ayuda? 

Yo procedo con rectitud de corazón en los asuntos de mi casa; nunca pongo mis ojos en cosas infames. Detesto la conducta de los descarriados.

Al que difama en secreto a su prójimo lo hago desaparecer; al de mirada altiva y corazón soberbio no lo puedo soportar.

Pongo mis ojos en las personas leales para que estén cerca de mí; el que va por el camino perfecto es mi servidor. 

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO      Lc 7, 16

Aleluya.

Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo. Aleluya.

EVANGELIO 

Joven, yo te lo ordeno, levántate.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   7,11-17

Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.  Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.  Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: “Joven, Yo te lo ordeno, levántate”.

El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo”.

El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Santifica con tu bendición estos dones que te ofrecemos, Señor, y, por ellos, enciende en nosotros la llama de aquel amor por el cual san Jenaro venció los tormentos del martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión         Cf. Mt 16, 24 

Dice el Señor: el que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Señor nuestro, que los sacramentos recibidos nos concedan aquella fortaleza que dio a tu mártir san Jenaro la fidelidad en tu servicio y la victoria en su pasión. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


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