Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Domingo 05 de Noviembre de 2023
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Domingo trigésimo primer del tiempo ordinario
Salterio III
Color: verde

INTRODUCCIÓN

Dios llama severamente la atención a los sacerdotes que han sido infieles a su misión y han dado escándalo a sus hermanos, traicionando la misión que se les ha encomendado. Ellos han violado la alianza con Dios y han interpretado la ley según sus propios intereses, haciéndose despreciables. 

El Señor Jesucristo deplora la hipocresía de los guías espirituales del pueblo de Israel que no dan ejemplo de coherencia entre aquello que enseñan y lo que hacen. Hacen ostentación de una piedad que no es auténtica y sólo se preocupan de ser respetados y honrados. Nuestro Señor prohíbe a sus discípulos atribuirse honores que solamente corresponden a Dios, nuestro Padre, y a Jesucristo, único maestro de todos. El Señor no se queda en las palabras y se preocupa de formar el espíritu. Lo que importa es que los discípulos estén claramente convencidos de ejercitar su misión en total dependencia de Dios y de Cristo, como humildes servidores de sus hermanos. La tarea que el Señor les encomienda, se realiza en el nombre y por mandato de Jesucristo. El más grande honor, el más alto cargo entre nosotros, es el de ser humildes servidores de nuestros hermanos.

Antífona de entrada Cf. Sal 37, 22-23 

Señor, no me abandones, Dios mío, no te quedes lejos de mí; apresúrate a venir en mi ayuda, mi Señor, mi Salvador. 

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y lleno de misericordia, que concedes a tus fieles celebrar dignamente esta liturgia de alabanza; te pedimos que nos ayudes a caminar sin tropiezos hacia los bienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

Ustedes se han desviado del camino y han hecho tropezar a muchos con su doctrina.

Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b—--2, 2b. 8-10

Yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones. ¡Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes!

Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el Señor de los ejércitos, Yo enviaré sobre ustedes la maldición. Ustedes se han desviado del camino, han hecho tropezar a muchos con su doctrina, han pervertido la alianza con Leví, dice el Señor de los ejércitos. Por eso Yo los he hecho despreciables y viles para todo el pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la Ley.

¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios? ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando así la alianza de nuestros padres?

SALMO RESPONSORIAL 130, 1-3

R/. Señor, guarda mi alma en la paz junto a ti.

Mi corazón no se ha enorgullecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas.

Yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí.

Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre.

SEGUNDA LECTURA

Deseábamos entregarles, no solamente el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1, 5b; 2, 7b-9. 13

Hermanos:

Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Fuimos tan condescendientes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos. Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos.

Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga.

Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mt 23, 9b. 10b

Aleluya.

Ustedes no tienen sino un padre: el Padre celestial; sólo tienen un doctor, que es el Mesías. Aleluya.

EVANGELIO

No hacen lo que dicen.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 23, 1-12

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.

Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar mi maestropor la gente.

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen padre, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco doctores, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.

El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

Credo


ORACIÓN DE LOS FIELES

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones y nos conceda el auxilio que necesitamos:

Para que Dios derrame en su Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza, que suscite numerosos y dignos ministros del altar y testigos celosos y humildes del Evangelio, roguemos al Señor.

Para que Dios infunda en el corazón de los gobernantes la voluntad de promover el bien de sus súbditos, a fin de que todos puedan realizarse debidamente y reinen en el mundo la justicia y la igualdad, roguemos al Señor.

Para que el Señor fortalezca a los moribundos que luchan en su último combate, los libre de las tentaciones y no permita que nosotros, al llegar la hora de abandonar este mundo, caigamos en manos del enemigo, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda a nuestros familiares y amigos el perdón de sus pecados, una vida próspera y el don de la caridad, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras oraciones y haz que estemos siempre atentos a honrar tu nombre y acoger tu palabra como la única que salva; que no nos limitemos a proclamar el Evangelio, sino que lo vivamos también con nuestras obras, para ser así verdaderos discípulos de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Te pedimos, Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una fuente generosa de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión         Cf. Sal 15, 11 

Señor, me darás a conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Te pedimos, Padre, que crezca en nosotros la acción de tu poder para que, restaurados con estos sacramentos celestiales, tu gracia nos prepare a recibir lo que ellos nos prometen. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


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