Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Domingo 15 de Diciembre de 2024
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Domingo tercero de Adviento

Salterio III

Color: morado

Alegría por el regreso a la Patria, alegría por la salud recuperada, alegría por la libertad reconquistada. Éste es el fruto de la intervención de Dios que nos salva. Anunciado por los profetas como un nuevo éxodo, el retorno del exilio es visto como un acto de la potencia y del amor exclusivo de Dios por su pueblo. Aunque si, después, esto le ha interesado solamente a un pequeño resto de los deportados, pero el anuncio permanece siempre válido, porque éste, proyectado en el tiempo, será plenamente cumplido. 

Cristo viene como aquél que guía a una Humanidad dispersa, cansada y sin esperanza y la toma de la mano para llevarla de vuelta a Dios. Jesús el Mesías es la cabeza de los redimidos, sobre el camino santo de la obediencia y de la fidelidad. Pero éste retorno, debe explicitarse en el curso de las generaciones. La liberación exige tiempo y trabajo. 

La alegría del creyente es una larga y paciente conquista, de la fidelidad de los deberes hacia Dios y hacia los propios hermanos, que esperan de nosotros un comportamiento coherente con nuestra fe y caridad. Para orientar la vida todo depende de la idea que tenemos del Salvador en el cual creemos y de la salvación que aceptamos de él. 

A los discípulos de Juan Bautista, Jesús les comunica cuál es el fin de su misión y al mismo tiempo les hace comprender a ellos quién era su maestro. 

Preguntarse qué somos y qué queremos efectivamente ser como creyentes en Cristo y en su obra es el modo más simple para entrar en los caminos de Dios. No se puede ser cristiano de una manera genérica o aproximativa, según el propio gusto y el propio juicio.

Se hace necesario aceptar las enseñanzas y las intenciones de Cristo, y vivir fielmente de acuerdo a su voluntad. De otra manera no podemos encontrar salvación.

Dios quiere la felicidad de los hombres. Los cristianos deben saber que la buena nueva de la salvación es un mensaje de alegría y de liberación. Los cristianos debemos comunicar la alegría que se nos ha comunicado y en la cual vivimos. Alegría que está fundada en la victoria de Cristo, que a pesar de las dificultades y aparentes contradicciones, poco a poco, se va haciendo presente.

La celebración eucarística constituye un terreno privilegiado, en el cual, se debe comunicar y experimentar la verdadera alegría.

Antífona de entrada             Cf. Flp 4, 4. 5 

Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense, pues el Señor está cerca. 

ORACIÓN COLECTA 

Dios y Padre nuestro, que acompañas bondadosamente a tu pueblo en la fiel espera del nacimiento de tu Hijo, concédenos festejar con alegría su venida y alcanzar el gozo que nos da su salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

Eres la alegría del Señor.

Lectura de la profecía de Sofonías  3, 14-18a 

¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!

El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.

Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso!

Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta.

SALMO RESPONSORIAL  Is 12, 2-6

R/¡Aclamemos al Señor con alegría!

Éste es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección; Él fue mi salvación. 

Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación. Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué sublime es su Nombre.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso: ¡que sea conocido en toda la tierra! ¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel!

SEGUNDA LECTURA

El Señor está cerca.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 4,4-7

Hermanos:

Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada y, en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios.

Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO  Is 61, 1

Aleluya.

El Espíritu del Señor está sobre mí; Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres. Aleluya.

EVANGELIO

¿Qué debemos hacer?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 3, 2b-3. 10-18

Dios dirigió su palabra a Juan Bautista, el hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le preguntaba:

¿Qué debemos hacer entonces?

Él les respondía:

El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto.

Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron:

Maestro, ¿qué debemos hacer?

Él les respondió:

No exijan más de lo estipulado.

A su vez, unos soldados le preguntaron:

Y nosotros, ¿qué debemos hacer?

Juan les respondió:

No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo.

Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos:

Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible.

Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.

Credo 


Oración de los fieles

Confortados por el anuncio de la venida del Señor, oremos, hermanos, mientras esperamos confiadamente nuestra total liberación:

Para que Dios visite a la santa Iglesia con su venida y la gobierne con su asistencia, roguemos al Señor.

Para que con la tutela divina nuestros tiempos sean tranquilos y nuestra vida feliz, roguemos al Señor.

Para que el Señor con su venida cure los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que no la tienen y libre al mundo de todos los males, roguemos al Señor.

Para que quienes ahora recordamos con piedad la primera venida del Señor en la carne merezcamos participar también con gozo en su gloriosa aparición en el fin de los tiempos, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y, con la fuerza de tu amor, mantén nuestro caminar hacia el que ha de venir, para que, perseverando con paciencia, hagamos madurar las semillas que tú mismo siembras en nuestros corazones y las hagamos fructificar con acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Ayúdanos, Padre, a ofrecerte este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos debidamente lo que tú mismo nos mandaste celebrar y obtengamos la plenitud de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión Cf. Is 35, 4 

Digan a los que están desalentados: sean fuertes, no teman, nuestro Dios viene y nos salvará. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Señor y Dios nuestro, imploramos tu clemencia para que la fuerza de este alimento divino, liberándonos de todo pecado, nos prepare para la celebración del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. 


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