Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Comentario - Eucaristía del
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La salvación aceptada por la fe es una de las causas más profundas de la alegría humana. La Pascua inaugura un tiempo de gozo. Jesucristo ha resucitado como primicia de la vida que nos espera a todos. Tenemos el futuro garantizado por Dios, por medio de una Alianza eterna.

En el testimonio de los Apóstoles encontramos sustancialmente el anuncio de la Resurrección del Señor, el cual se ha hecho hombre, ha muerto y resucitado de modo que quien crea en Él, tenga la vida eterna.

Después del alba de la primera Pascua cristiana, el universo entero es nuevo, porque está reconciliado con Dios. Y todas las creaturas esperan la manifestación gloriosa del Hijo de Dios. Resucitados con Cristo, los fieles saben que la vida está escondida con Cristo en Dios y tienen fijo el pensamiento en la gloria que nos espera.

Jesucristo, el Señor, ha resucitado y esta fe está confirmada por el mismo espíritu de Cristo. La exigencia de una vida que se entregue sin descanso a transformar el mundo, está alimentada por la esperanza de que el amor que da la propia vida, es más fuerte que la muerte.

El anuncio pascual resuena hoy en la Iglesia, Cristo ha resucitado. Él vive más allá de la muerte. Es el Señor de los vivos y de los muertos. En la noche más clara que el día la palabra omnipotente de Dios, que ha creado los cielos y la tierra y ha formado al hombre a su imagen y semejanza, llama a una vida inmortal al hombre nuevo. Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, hijo de María.

El pecado ha sido vencido por el sacrificio del inocente, pero el misterio de la iniquidad acompaña la existencia humana hasta el último día. Pero en el Señor resucitado, la muerte y el pecado cobran otro sentido. Pertenecen al antiguo mundo, ya no dan miedo, porque han sido vencidos en el amor de Dios, ya no causan temor porque pertenecen a un viejo mundo del cual hemos sido liberados.

En Cristo resucitado la humanidad ve realizada, por don de Dios, aquello que es su más grande y secreta esperanza: una tierra y un cielo nuevo, un mundo sin luto y sin lágrimas. Paz y justicia, alegría y vida sin sombras y sin fin.


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