SAN MAXIMILIANO KOLBE
Rojo
Del Martirologio romano
Memoria de san Maximiliano María (Raimundo) Kolbe, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que, fundador de la Milicia de María Inmaculada, fue deportado a diversos lugares de cautiverio y finalmente, internado en el campo de exterminio de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, donde se ofreció a los verdugos a cambio de la vida de otro cautivo, ofreciendo su ministerio como un holocausto de caridad y como modelo de fidelidad para con Dios y los hombres. (1941)
ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Mt 25, 34. 36. 40
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor. Estuve enfermo y me visitaron. Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que encendiste a san Maximiliano María, presbítero y mártir, en amor a la Virgen Inmaculada y lo colmaste de celo por la salvación de las almas y de caridad hacia el prójimo, concédenos, por su intercesión que, solícitos en el servicio a los hermanos por la gloria divina, nos hagamos semejantes a tu Hijo, que dio su vida por nosotros. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Arca de la Alianza del Señor va a cruzar el Jordán delante de ustedes
Lectura del libro de Josué 3, 7-10ª. 11. 13-17.
El Señor dijo a Josué: “Hoy empezaré a engrandecerte a los ojos de todo Israel, para que sepan que Yo estoy contigo como estuve con Moisés. Ahora ordena a los sacerdotes que llevan el Arca de la Alianza: “Cuando lleguen al borde del Jordán, deténganse junto al río””.
Josué dijo a los israelitas: “Acérquense y escuchen las palabras del Señor, su Dios”. Y añadió: “El Arca de la Alianza del Señor de toda la tierra va a cruzar el Jordán delante de ustedes. Y apenas los sacerdotes que llevan el Arca del Señor de toda la tierra apoyen sus pies sobre las aguas del Jordán, éstas se abrirán, y las aguas que vienen de arriba se detendrán como contenidas por un dique”.
Cuando el pueblo levantó sus carpas para cruzar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza iban al frente de él. Apenas llegaron al Jordán y sus pies tocaron el borde de las aguas -el Jordán se desborda por sus dos orillas durante todo el tiempo de la cosecha- las aguas detuvieron su curso: las que venían de arriba se amontonaron a una gran distancia, cerca de Adam, la ciudad que está junto a Sartán; y las que bajaban hacia el mar de la Arabá -el mar de la Sal- quedaron completamente cortadas. Así el pueblo cruzó a la altura de Jericó. Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza del Señor permanecían inmóviles en medio del Jordán, sobre el suelo seco, mientras todo Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que todo el pueblo terminó de cruzar el Jordán.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 113ª, 1-6
R/. ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Cuando Israel salió de Egipto, la familia de Jacob, de un pueblo extranjero, Judá se convirtió en su Santuario, la tierra de Israel fue su dominio. R/.
El Mar, al verlos, huyó, el Jordán se volvió atrás; los montes saltaron como carnerosy las colinas, como corderos. R/.
¿Qué tienes, Mar? ¿Por qué huyes? Y tú, Jordán, ¿por qué te vuelves atrás? Montes, ¿por qué saltan como carneros, y ustedes, colinas, como corderos? R/.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO
Sal 118, 135
Aleluya. Que brille sobre mí la luz de tu rostro, Señor, y enséñame tus preceptos. Aleluya.
Evangelio
No perdones sólo siete veces, sino setenta veces siete
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18, 21—19, 1.
Se acercó Pedro y le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”.
Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: ‘Dame un plazo y te pagaré todo’. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: ‘Págame lo que me debes’. El otro se arrojo a sus pies y le suplicó: ‘Dame un plazo y te pagaré la deuda’. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Éste lo mandó llamar y le dijo: ‘¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?’ E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.
Palabra del Señor
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, te presentamos estos dones, pidiéndote humildemente que, a ejemplo de san Maximiliano María, aprendamos a ofrecerte nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Jn 15, 13
Dice el Señor: no hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, te pedimos, Padre, que arda en nosotros aquella caridad que san Maximiliano María recibió en la eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.