Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Domingo 05 de Septiembre de 2021
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Domingo vigesimotercero del tiempo ordinario
Salterio III
Color: verde

Antífona de entrada             Sal 118, 137. 124

Tú eres justo, Señor, y tus juicios son rectos; trátame conforme a tu bondad.

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que nos has redimido para hacemos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre, para que cuantos hemos creído en Cristo alcancemos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


PRIMERA LECTURA

Se despertarán los oídos de los sordos y la lengua de los mudos gritará de júbilo.

Lectura del libro de Isaías  35, 4-7a

Digan a los que están desalentados: ¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: Él mismo viene a salvarlos.

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales.

SALMO RESPONSORIAL   145, 7-10

R/. ¡Alaba al Señor, alma mía!

El Señor mantiene su felicidad para siempre, hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos.

El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos. El Señor protege a los extranjeros.

Sustenta al huérfano y a la viuda; y entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones.

SEGUNDA LECTURA

¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres para hacerlos herederos del Reino?

Lectura de la carta de Santiago   2, 1-7

Hermanos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas.

Supongamos que cuando están reunidos, entra un hombre con un anillo de oro y vestido elegantemente, y al mismo tiempo, entra otro pobremente vestido. Si ustedes se fijan en el que está muy bien vestido y le dicen: Siéntate aquí, en el lugar de honor, y al pobre le dicen: Quédate allí, de pie, o bien: Siéntate a mis pies, ¿no están haciendo acaso distinciones entre ustedes y actuando como jueces malintencionados?

Escuchen, hermanos muy queridos: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman?

Y sin embargo, ¡ustedes desprecian al pobre! ¿No son acaso los ricos los que los oprimen a ustedes y los hacen comparecer ante los tribunales? ¿No son ellos los que blasfeman contra el Nombre tan hermoso que ha sido pronunciado sobre ustedes?

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Cf. Mt 4, 23

Aleluya.

Jesús proclamaba la Buena Noticia del Reino, y sanaba todas las dolencias de la gente. Aleluya.

EVANGELIO

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 7, 31-37

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.

Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo:

Efatá, que significa: Ábrete. Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.

Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

Credo

Oración de los fieles.

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras plegarias y atienda a nuestras peticiones:

Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la unidad, la guarde de todo mal y acreciente el número de sus hijos, roguemos al Señor.

Por la paz del mundo, para que cesen las rivalidades entre las naciones, renazca en el corazón de los hombres el amor y arraigue entre todos los pueblos la mutua comprensión, roguemos al Señor.

Para que Dios, Padre todopoderoso, purifique al mundo de todo error, devuelva la salud a los enfermos, aleje el hambre, abra las prisiones injustas y conceda el regreso a los que añoran la patria, roguemos al Señor.

Para que el Señor nos conceda perseverar en la fe hasta el fin de nuestra vida y, después de la muerte, nos admita en el reino de la felicidad, de la luz y de la paz, roguemos al Señor.

Tú, Señor, que has elegido a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos de tu reino, escucha nuestras oraciones y ayúdanos a proclamar con valentía tu Evangelio, para que los oídos de los sordos se abran, los cobardes de corazón salten de gozo y las lenguas de los mudos canten con nosotros la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, fuente de| amor sincero y de la paz, concédenos glorificar tu nombre con estas ofrendas que te presentamos; y por la participación en la eucaristía ayúdanos a vivir unidos en un sólo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión         Sal 41, 2-3

Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, de| Dios viviente.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor nuestro, que alimentas y vivificas a tus fieles con tu palabra y con los sacramentos de| cielo, concédenos aprovechar de tal manera estos dones de tu Hijo amado que merezcamos participar siempre de su vida divina. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.


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