Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Comentario - Eucaristía del
- A
+ A

El evangelio de hoy nos pone en una situación que nos es familiar: el hecho de vivir en medio del mundo muchas veces nos lleva a mimetizarnos con él y terminamos siendo sordos ante la palabra del evangelio, siendo incapaces de anunciarla con claridad. El sordomudo del evangelio somos nosotros que, al igual que él que vive en tierra pagana, vivimos sometidos a los criterios del mundo, ante los cuales terminamos cediendo.

También es la situación que vivimos como Iglesia. Hemos cerrado los oídos a la palabra de Cristo y nos hemos confundido entre los criterios del evangelio y los criterios de poder y abuso que son del mundo.

La invitación de hoy es muy clara: dejar que el Señor nos toque los oídos y la boca para acoger y anunciar su palabra. El “ábrete” del evangelio está dirigido a nuestro corazón, para volver a acoger la vida nueva que Cristo nos ofrece.  Es el toque de Dios que nos habla de una nueva creación. Es la conversión a la cual estamos todos invitados.

Abrir los oídos y la boca es abrirse al diálogo, al encuentro con el otro. Nos entrampamos en tantas tradiciones que muchas veces nos cerramos al mundo de hoy como si fuera una amenaza. Desde la Iglesia debemos escuchar a todos, no abandonar a nadie, no criticar al que pregunta, y dar respuestas nuevas a problemas nuevos. Una Iglesia que escucha el evangelio y escucha a la gente. Una Iglesia que habiendo abierto los oídos al evangelio entra en diálogo con todos. El cristiano en la política, en la sociedad, en el trabajo, es una persona que dialoga, que habla según la verdad que ha escuchado del evangelio, es un constructor de paz, amor y reconciliación. Introduce en el mundo una verdad que no viene de la lógica del mundo, sino de Cristo.


  • Catedral 1063, local 503, Santiago

    Teléfonos: +56 2 3278 0733 - +56 2 3278 0734

    Desarrollado por Iglesia.cl