Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Lectio Divina - Preparando la Eucaristía Dominical
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I. PREPARÉMONOS PARA EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR:

Oración Inicial:

Iniciamos el encuentro con el Señor, orando con el Salmo 62, 2-9.

Antífona

R/. Aquel día los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel. Aleluya.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré de manjares exquisitos, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Invocación al Espíritu Santo

¡Oh Dios, Espíritu Santo!,

suscita en nosotros la voluntad de caminar

con las buenas obras al encuentro de

Cristo que viene,

para que Él nos llame junto a sí en la

gloria a poseer el reino de los cielos.

Amén.

II. OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS:

LECTURA (Lectio): ¿Qué dice la Palabra? Jesús pide a sus discípulos, y por lo tanto a nosotros, estar atentos y preparados para la venida del Mesías, ya que el día y la hora solo lo conoce el Padre.

Texto bíblico: Mc 13, 33-37

MEDITACIÓN (Meditatio): ¿Qué me dice la Palabra? ¿Somos conscientes de que el Señor vendrá? ¿Cómo debemos prepararnos para la venida del Señor? ¿Vivimos el Adviento como una ocasión para revisar nuestras vidas como cristianos?    

ORACIÓN (Oratio): ¿Qué le digo a Dios con esta Palabra? Elevemos nuestra oración al Señor para que seamos constantes en nuestra preparación para su encuentro.

CONTEMPLACIÓN (Contemplatio): Gusta a Dios internamente en tu corazón.

Abramos nuestra vida al Señor, y frente a su Palabra, coloquemos todas las cosas que deberíamos realizar antes del encuentro definitivo con Él.

III. PROFUNDICEMOS CON LOS PADRES DE LA IGLESIA

De la Catequesis de san Cirilo, obispo.

LAS DOS VENIDAS DE CRISTO.

Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más magnífica que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino.

Pues casi todas las cosas son dobles en nuestro Señor Jesucristo. Doble es su nacimiento: uno, de Dios, desde toda la eternidad; otro, de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Es doble también su descenso: el primero, silencioso, como la lluvia sobre el vellón; el otro, manifiesto, todavía futuro.

En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como vestidura. En la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la otra vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de ángeles.

No pensamos, pues, tan sólo en la venida pasada; esperamos también la futura. Y, habiendo proclamado en la primera: Bendito el que viene en nombre del Señor, diremos eso mismo en la segunda; y, saliendo al encuentro del Señor con los ángeles, aclamaremos, adorándolo: Bendito el que viene en nombre del Señor.

El Salvador vendrá, no para ser de nuevo juzgado, sino para llamar a su tribunal a aquellos por quienes fue llevado a juicio. Aquel que antes, mientras era juzgado, guardó silencio refrescará la memoria de los malhechores que osaron insultarle cuando estaba en la cruz, y les dirá: Esto hicisteis y yo callé.

Entonces, por razones de su clemente providencia, vino a enseñar a los hombres con suave persuasión; en esa otra ocasión, futura, lo quieran o no, los hombres tendrán que someterse necesariamente a su reinado.

De ambas venidas habla el profeta Malaquías: De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis. He ahí la primera venida.

Respecto a la otra, dice así: El mensajero de la alianza que vosotros deseáis: miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos-, ¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata.

Escribiendo a Tito, también pablo habla de esas dos venidas, en estos términos: Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestros, Jesucristo. Ahí expresa su primera venida, dando gracias por ella; pero también la segunda, la que esperamos.

Por esa razón, en nuestra profesión de fe, tal como la hemos recibido por tradición decimos que creemos en aquel que subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Vendrá, pues, desde los cielos, nuestro Señor Jesucristo. Vendrá ciertamente hacia el fin de este mundo, en el último día, con gloria. Se realizará entonces la consumación de este mundo, y este mundo, que fue creado al principio, será otra vez renovado.

Padre nuestro

Oración

Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, que salgan con buenas obras al encuentro de tu enviado Jesucristo y que, colocados a su derecha, merezcan entrar en posesión del reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


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